viernes, 16 de diciembre de 2011

Esperanza con cautela

El madridismo vive con el baloncesto un momento de esperanza. Los tres primeros meses han mostrado a un equipo atractivo y bonito de ver, participado por dos jugadores NBA (Rudy e Ibaka) implicados con la causa que han venido a competir y no a entrenarse para su campaña americana. Todo ello ha devuelvo la gente al baloncesto después del año de barbecho en la Caja Mágica.

Laso ha conseguido en este arranque que sus jugadores se enganchen a su propuesta de baloncesto ofensivo. Se ha urdido una plantilla amplia, profunda, con equilibrio entre el juego interior y exterior, y rica en talento. Si este primer trimestre es siempre el de la puesta a punto, el de asimilar conceptos, a fe que se ha conseguido. Ahora, a partir de enero, el entrenador y sus chicos empezarán a pasar la prueba del algodón: primero con el choque contra el Barsa en casa y, sobre todo, con el Top 16 y la Copa del Rey.

Quien haya seguido un poco este blog sabe que no soy ningún devoto de Laso ni de su propuesta, tan atractiva y bienintencionada como escasa de éxito en las batallas más sangrientas de la competición, según nos dice la experiencia. En baloncesto, como en cualquier deporte de equipo, solo se puede ganar si el nivel defensivo es de primer nivel. Por lo visto hasta ahora, al Madrid todavía le queda para alcanzar ese punto.

Las salidas de Rudy e Ibaka restan, obviamente, potencial al equipo. Su influencia en ambos lados de la cancha (especialmente el primero en ataque y el segundo en defensa) ha sido capital. La llegada de Singler es, a priori, otro acierto, porque apuntala un puesto algo cojo, el del alero alto; pero no es Rudy, claro.

Talento y variantes sigue habiendo muchas, suficientes para competir y luchar por los títulos. Creo, eso sí, que la defensa debe subir el nivel porque tratar de ganar a meter más puntos es una aspiración tan romántica y divertida como arriesgada.

¡Forza Lazio!

domingo, 11 de diciembre de 2011

¿No future?

Pasan las horas, pero la decepción, la tristeza y el pesimismo no disminuyen. Lo que tenía que haber sido la palanca para un cambio de papeles, al menos en la Liga, no fue más que una noche funesta de consecuencias imprevisibles.

No hay excusa ni justificación para el partido de anoche. ¿Dónde está el Madrid del resto de la temporada? ¿Y el de la Supercopa? ¿Por qué ayer, el día clave, la madre de todas las batallas para empezar a ganar la guerra, el equipo da un paso atrás?

Hay una palabra que me da escalofríos, pero que no me queda otro remedio que escribir: miedo. Probablemente sea, junto con rendición, los términos prohibidos en el diccionario madridista. Sin embargo, es la única que explica, a mi juicio, lo que pasó en el Bernabeu.

Yo justifiqué y llegué a entender el planteamiento de la ida de la Copa de Europa. La importancia de no encajar en casa, la visión de un enfrentamiento a doble partido... Lo de ayer no lo puedo aceptar. Porque no, porque el equipo es capaz de mucho más, porque supone admitir una inferioridad que era el día de quitárnosla de encima...

Siempre he apoyado a Mourinho, pero aquí nadie tiene un cheque en blanco. Si él es el responsable de un salto grande respecto a sus predecesores, él también es el responsable de que eso no sea capaz de llevarlo a efecto contra el Barsa. Ayer no fue valiente, al equipo le faltó cuajo y altura justo la noche que más había que tener de todo eso.

Nadie mejor que Ronaldo expresa ese 'no llegar'. Pirotécnico contra los pequeños y medianos, siempre se empequeñece contra el Barsa. Él no es un jugador cualquiera, al menos no recibe el trato de un cualquiera, sin embargo, sobre el césped y contra los polacos se comporta como tal. Ayer se escucharon algunos pitos tras el tercer gol. La gente esperamos mucho más de él.

Las consecuencias, como he escrito más arriba, son imprevisibles, por lo negativas. Las matemáticas dicen que una Liga se puede levantar sin vencer a tu máximo rival, pero la realidad de ahora, la de este enfrentamiento, la de este desafío, dice, a mi entender, que solo le ganarás si eres capaz de hacerlo sobre el campo, frente a frente.

No sé lo que puede pasar a partir de ahora. Dudo, incluso, hasta del futuro. Como acabo de explicar, de todo esto solo saldremos cuando seamos capaces de ganarles directamente, y hoy eso lo veo mucho más lejos.

Lo único positivo de la noche, el tifo. De nuevo, se volvió a demostrar que US sigue siendo el número uno. Enhorabuena a los que se lo curraron. El equipo no estuvo a su altura.

Otra demostración en la grada