martes, 10 de mayo de 2011

Análisis de la Final Four

Después del subidón por la clasificación para la F4 y del bajón por los dos malos partidos, se hace necesario separar el grano de la paja. No hay dudas de que tenemos jugadores de presente y futuro, pero también que esto todavía resulta insuficiente para competir al más altísimo nivel, como se ha comprobado en Barcelona. Queda el último paso: esas dos o tres piezas de calidad, más dosis de experiencia y, por encima de todo, una apuesta seria, continuada y continuada, con todo lo que eso implica en nuestro club. Casi nada, lo más difícil. De lo contrario, quedaremos condenados, como hasta ahora, a las contingencias: esa pizca de suerte en el Top-16, un cruce accesible... Eso que ha ocurrido este año y que otros se nos ha negado. Una moneda al aire. Nada que no se haya escrito hasta la saciedad.

Con la liga todavía en juego (no será lo mismo ganarla -proeza-, disputársela al límite al Barsa o caer con el Valencia), no hay que apresurarse en las sentencias, aunque los nombres clave al final de la campaña no distarán mucho de los siguientes: Molin, Prigioni, Tucker, Vidal, Velickovic, Fisher y Begic. Molin y Tucker han sido los peor parados de la F4.

Como he dicho, la base está y hay jugadores para competir. Pero de cómo se hile de fino en los cambios dependerá subir un peldaño (el peldaño) o quedarse en el pelotón de los aspirantes. De momento, me abstengo de hablar de todos los nombres que están saliendo por los mentideros baloncestísticos (más o menos informados y formados) porque con la liga en juego sería una temeridad. Ya habrá tiempo de dar un diagnóstico.

En lo personal, uno se queda con lo vivido en Barcelona, que no todo fue malo. Ver en directo a los griegos no tiene precio. Os dejo con unas fotos para vuestro disfrute. Me abstendré también de hacer comentarios sobre nuestra afición. Babeando con los griegos y mirando con respeto la actividad de los italianos, pensar en nosotros sería una forma cruel de tortura.














jueves, 5 de mayo de 2011

Análisis de la temporada

Terminada la farsa, es hora de hacer balance, con calma y punto por punto.

De la eliminatoria de Champions no diré nada. Quien crea que los árbitros no condicionaron su desarrollo e impidieron al Madrid competir de igual a igual, directamente niega la realidad. No perdamos más tiempo con ellos.

Nunca fue tan real el lema de "Solos contra todos". No es que nadie nos defienda... es que todos nos desprecian. Lo cual, reconozcámoslo, no deja de tener su punto dentro de nuestro madridismo de guerra.

Resulta que el desenlace de la eliminatoria de Champions es justo porque, más allá de los árbitros y tal, "debía ganar el fútbol". Así, tal cual. Resulta que lo nuestro es una nueva suerte de 'deporte' que nadie ha acertado a definir, pero que todos detestan. "Nuestro juego es amoral", llegué a escuchar después de la final de Copa. Aquí si no das 29 pases seguidos, aunque sea en una parte intrascendente del campo, no estás jugando al fútbol.

Las cosas del nuevo rico
Es su gran victoria y el gran nudo que nos toca desanudar. Están convencidos, y han convencido a una parte del mundo, de su superioridad moral sobre el resto, lo que luego les da licencia para hacer y decir lo que quieran. Ya solo se puede jugar como lo hacen ellos. Es lo que ocurre cuando te pasas 90 años de tu vida comiendo sardinas, mientras tu vecino se atiborra a marisco, y un día das el pelotazo. Entonces te crees que antes que tú los restaurantes de lujo estaban vacíos... La gente les ha comprado esta película. Pues no, señores, su potencial será enorme, muy probablemente quizás mayor que el nuestro en estos momentos, pero no lo demostraron en las semifinales. ¿de verdad es esto todo lo que pueden hacer los que inventaron el fútbol? Ah, claro, que la tocan mucho, vale, vale... Qué habría ocurrido sin la expulsión de Pepe y con el gol del Pipa es indemostrable, nos robaron esa opción. A mí no me parecieron inaccesibles.

Y ahora sería muy fácil criticar su teatro, pero no lo haré. Eso también es fútbol, fútbol de verdad, el de siempre, el que nos gusta, sin artificios ni propagandas. Forma parte del juego, y como tal lo debemos asumir. Que ellos y la prensa lo oculten les deja en ridículo. Como ese teatro no cuadra dentro de ese fútbol del paraíso que han encumbrado, lo ocultan. Nada puede afectar al ideal artificial. Pero sí, eso entra dentro del mismo fútbol que nuestro contragolpe. Pero claro, eso no se puede hacer... ¿A cuántos hemos lesionado? ¿Por qué tanta manipulación?

La trascendencia de ganar
Es evidente que, llegados a este punto, la unidad es clave. Pero no suficiente. Hay que ganar. Ganar es la única forma de desactivarles. Y lo que deseo es que el club y el vestuario estén acumulando tantas ganas de revancha como nosotros para cuando nos toque nuestro momento.

Pase lo que pase en la final de Champions (título de dudosa limpieza este año), tenemos que estar satisfechos por lo avanzado este año. El equipo ha dado un salto competitivo tremendo. Sea cual sea la circunstancia, siempre está ahí. Y ha demostrado que puede jugar de diferentes maneras, algo que, a la vista de los hechos, parece una atrocidad para algunos, pero que yo lo veo como una gran virtud.

Me gusta Mou. El salto deportivo del Madrid es evidente, pero este país y este país futbolero no está preparado para su mensaje desafiante y sin complejos. La prensa no acepta, ni lo va a hacer, sus retos y sus desplantes. Aquí solo vale ser hipócrita y políticamente correcto. Su capacidad para decir verdades resulta devastadora. Algunas he de reconocer que me han parecido innecesarias, como la que dijo de Pellegrini (el pobre no pintaba nada en este entierro), aquello fue prescindible.

Llegados a este punto, Mou es bueno para el equipo, pero, a la vista de los hechos, también es un factor de tensión y desequilibrio hacia el exterior. Lo cual no tiene por qué ser malo... si se gana. Insisto en lo mismo: ganar es la palabra clave. Siempre lo ha sido, pero ahora más que nunca. De lo contrario, la presión exterior volará todo por los aires.

La hora de Florentino
Tras el partido de ida de semifinales, Mou desató un tornado sin precedentes. Fiel a su estilo, se empachó a decir verdades ("no hay opciones de remontar en Barcelona, si metemos el 0-1, algo pasará..."). La denuncia fue justa y oportuna, pero este es un asunto que, por sus dimensiones, le ha superado. Es una cuestión de club. Es la hora de Florentino.

Este es otro terreno donde los inventores del fútbol nos han comido la tostada. Hace tiempo entendieron que la política también gana títulos. El Madrid hace tiempo que se desentendió de todo esto, y ahora está pagando las consecuencias. Las declaraciones de Mou abrieron una herida de consecuencias imprevisibles. La Uefa no tiene miramientos ni se preocupa lo más mínimo de dulcificar una puñalada. Te asesina a plena luz. Ahora toca la política. Ahora te toca a ti, Florentino. Creo que has sido más perjudicial que beneficioso para el club, tu intromisión en lo deportivo fue letal en tu anterior etapa. Por suerte, tener a Mou de entrenador impide que metas la pezuña en el vestuario. Lo tuyo es la política de club. Ahí te esperamos.

No nos recreemos tampoco en los llantos públicos. Denunciemos en público lo injusto y sigamos compitiendo como jabatos. Pasados estos primeros días, esta batalla hay que darla más en privado que en público.



Nos esperan tiempos difíciles, remando contra todos, pero eso en el fondo (y en la supeficie) nos pone.