Se terminó la 'pretemporada' del baloncesto. A partir de ahora, ya no habrá más partidos de fogueo. En dos semanas empieza el 'Top 16' de la Euroliga, luego viene la Copa, las eliminatorias de cuartos en Europa (si es el caso), el final de la Liga regular, los play off...
¿Y hay esperanzas? Pocas para el que escribe. Los títulos (incluyo en este apartado llegar a la Final Four) solo los alcanzan los conjuntos pétreos, resistentes, con la mente dura y las piernas de acero, una descripción que le sigue viniendo grande a este Madrid.
El equipo de Messina es un condicional. "Si a Prigioni le sale el partido..." "Si Sergio Rodríguez despega..." "Si a Tucker le entran..." "Si Llull rinde al máximo..." "Si Velickovic despierta..." "Si Tomic madura...". Mucho potencial, muchas esperanzas, pero pocas certezas. Tal vez un día explote todo eso, pero no parece que eso vaya a ocurrir ya mismo.
En cualquier caso, los equipos solo se hacen grandes contra rivales importantes, en competiciones de peso y superando momentos calientes. Todo eso se encontrará en el 'top 16' y, si se clasifica, en el cruce de cuartos. Así que hay que ver esta nueva fase como una nueva oportunidad de evolucionar.
Y aunque haya diferencias entre el fútbol y el baloncesto, también los chicos del balón tendrán que demostrar, cosa que todavía no ha hecho (a pesar de todos los parabienes -en cuarentena tras el 5-0-) que este nuevo Madrid es capaz de hacer más cosas que ganar a los débiles y fracasar contra los fuertes.
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