viernes, 23 de septiembre de 2011

Ni paz ni victorias

Todo lo que necesitaba el Madrid en este inicio de temporada es todo lo que no está teniendo: victorias y paz. De repente, el equipo ha empezado a jugar mal y el rendimiento de jugadores clave se ha desplomado. Tal vez sea un bajón típico después de un esfuerzo (mental y físico) grande en la pretemporada y Supercopa. Tal vez sean problemas internos, como ya empiezan a comentar algunos... El runrun sobre posibles divisiones dentro del equipo y cierto desafecto de parte de la plantilla hacia Mou es cada vez mayor. Yo ni me lo creo ni me lo dejo de creer. Como siempre, eso surge o toma cierta relevancia cuando los resultados no son los esperados, como ahora. Habrá que esperar para ver cuánta verdad hay en todo esto.

Yo insisto en que el ruido debe bajar. Soy claramente de Mou, creo que el equipo ha dado un salto competitivo con él grande, pero empiezo a temer que su dimensión social y mediática se coma a la deportiva y, con esto, al equipo. Me gusta su espíritu castrense, su obsesión por cerrar el vestuario a los medios, pero me disgustan sus purgas indisimuladas.

No me gustan y creo, además, que son poco inteligentes. Y esta es otra de las claves de lo que le está ocurriendo al Madrid. Nos encontramos ante un gran desafío deportivo y, sin embargo, no estamos siendo inteligentes para afrontarlo. A Mou le gusta el ruido, con el ruido siempre le ha ido bien allá donde ha entrenado, pero se tendría que dar cuenta de que aquí empieza a ser contraproducente. La sospecha de que funciona como un acicate para los polacos es ya casi una certeza.

Cuando hablo de falta de inteligencia me refiero también a cuando Ronaldo hace las declaraciones de "soy guapo y rico", Di María hace teatro y Kung Fu, el club no toma medidas para frenar impulsos psicóticos de Pepe... No me cansaré de repetirlo: paz y victorias. De lo contrario, el ruido nos va a devorar.

Con los dos empates del Barsa, podíamos estar ahora en una situación envidiable, agrandando la bola de un posible cambio de ciclo a la vista; sin embargo, miramos extrañados a un equipo que, por momentos, no reconocemos sobre el campo y escuchamos preocupados (y también con cautela) los comentarios de división. Es septiembre y ya estamos en un momento clave del año.

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