viernes, 4 de mayo de 2012

Contra la adversidad


"No hay nadie menos afortunado que el hombre a quien la adversidad olvida, pues no tiene oportunidad de ponerse a prueba". Con este tuit se despachó Arbeloa después del desafortundado empate contra el Valencia en casa y que dejaba la ventaja en solo cuatro puntos. Reconozco que esa noche, y hasta el partido siguiente en el Cabezón, la mente se me puso azuloscurocasinegra. Me faltó la convicción de los jugadores. Por suerte, ellos siempre creyeron, y ahí queda su obra: una actitud guerrera y espartana que ha sabido vencer contra todo y contra casi todos. Desde el final de la temporada pasada, siempre creí que esta tenía que ser la nuestra, que teníamos que salir victoriosos en el cómputo global del año respecto al barsa para que el necesario proyecto de Mou tuviera continuidad. Los proyectos solo se sostienen con resultados. 


El duelo entre ambos equipos es tan especial que solo podía ganar una competición quien lo hiciera en el enfrentamiento directo. Así fue la campaña pasada y así ha sido esta. Durante estos casi dos años, el estado de ánimo del madridismo han ido cambiando en función del choque inmediatamente anterior con los chicos de "la esquinita". Este curso, por ejemplo, hemos pasado por las buenas sensaciones de la Supercopa (dedito al margen), la frustración del partido de Liga, la depresión de la ida de Copa, la esperanza de la vuelta, hasta llegar a la explosión del 1-2 en el Campo Nuevo. Un triunfo grande y justo con un conjunto que ha roto todos los récords. 


La siguiente conclusión de fondo que me deja el año, con vistas al futuro, es una puramente futbolística, táctica: el equipo ha sido brillante y devastador en ataque, pero, cuando se ha echado atrás para defender una ventaja, lo ha terminado pagando (Villarreal, Bayern en los dos partidos, CSKA en la ida...). Contra el pronóstico de muchos iluminados, a este plantel de Mourinho se le da infinitamente mejor atacar que defender. Cuando el partido era decisivo y había una ventaja que defender, el técnico ha aplicado en esos casos lo que siempre le ha funcionado en su carrera: abrigarse bien para buscar las contras, arma mortal en este Madrid. No se puede decir que no tuviera lógica, pero el resultado ha sido casi siempre negativo. Una lectura sobre la que tendrá que trabajar el entrenador: o cubrirse mejor o seguir buscando el intercambio de golpes.


Por lo demás, a nadie se nos olvida la infausta tanda de penaltis contra los alemanes. Pero más allá del disgusto evidente y de la certeza de que hubo opciones de llegar más lejos en Europa, lo importante es que sigamos siendo igual de competitivos como ahora, que sigamos percutiendo y que mantengamos el mismo hambre. Así, y solo así, llegará la nuestra. 


En suma, buen año, necesario e inaplazable. Quizás el inicio de un reinado duradero, quizás... Lo veremos... Ahora hay que reforzar el equipo para hacerlo más profundo y con más variantes de hecho. Los fichajes del verano pasado han sido casi testimoniales. 

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