viernes, 4 de mayo de 2012

Rebaña, Pipita, rebaña


Cuando acumulas años de socio y los partidos se cuentan ya por centenares, se hace cada vez más difícil que un encuentro se cuele en tu top ten de noches mágicas. Normalmente, este apartado suele estar copado por los títulos, especialmente europeos, y partidos inolvidables fuera de casa, por lo que tiene de triunfar en la trinchera enemiga. ¿Podría un Madrid-Español figurar en esa categoría? Que se lo pregunten a Higuaín, que rebañó un balón intrascendente en la línea lateral, a 40 metros de la puerta, y convirtió un gol de tozudos, de ilusos, de iluminados para una Liga que nunca caerá en el saco del montón.


Esa tarde de sábado primaveral de 2007 se creo una ley implacable en el Madrid de los últimos seis años: no hay Liga sin gol clave de Higuaín. Lo volvió a hacer en Pamplona (2007/08) y el otro día en Bilbao. ¿Será su última aportación? Ojalá que no.


El Pipita es necesario para el Madrid: por su identificación con el club, por su rendimiento, porque puede jugar con o por Benzema... Él siempre ha nadado contracorriente, muchas veces sin los favores del club ni de la prensa, y siempre ha terminado pidiendo la vez. ¿Por qué ahora él tiene dudas de seguir? Tal vez porque esté mal asesorado; tal vez porque por primera vez siente que su rival deportivo (Benzema), a su máximo nivel, le resulta inalcanzable; o tal vez porque está cansado de que el presidente sienta tan poco aprecio por él por la estúpida razón de que pertenece a la etapa de Calderón. El Madrid necesita que, en este caso, las piezas encajen, Higuaín se quede y luche como siempre por comerle el terreno a su competidor. Le quedan todavía por rebañar muchos goles. 

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